viernes, 5 de febrero de 2010

Cómo lo llevo...





Todavía sigo intentando tener tan solo pensamientos positivos. Lucho cada vez que entra un pensamiento negativo en mi mente para alejarlo de mí lo más posible, pero la verdad es que muchas veces no lo consigo. Y ¿sabéis? creo que no lo estoy haciendo bien, pues en vez de luchar en contra de ellos, debería aprender a simplemente "dejarlos pasar" sin darles importancia. Quizás así, un día dejarían ya de molestar porque sencillamente ya no estarían en mi mundo ni mi vida.

Bonita deducción. Ahora ya solo falta que lo consiga. Pero estoy en ello...

Dije que os contaría cómo me iba, y como véis lo hago. Aunque me temo que poco os puedo contar, pues a parte de que mi cadera sigue dándome la tabarra (cada vez menos, es cierto) ahora han empezado mis brazos. Y eso sí que me paraliza de miedo, pues sin ellos no soy nada. Ellos son los que me sujetan cada vez que me tengo que mover, a parte, de que lógicamente han de hacer todas las cosas que les son propias. Pero intento resolver este problema no angustiándome más de la cuenta, simplemente los dejo descansar y espero a que al día siguiente al despertar esté mucho mejor... y mira por donde a veces es justamente esto lo que pasa: Que ya no duelen tanto.

Por otro lado, esta teoría también me funcionó con un problema que tuve en casa. Llegó un momento en que me vi incapaz de solucionarlo, estaba perdida respecto a cómo actuar, y en un momento determinado invoqué a mi YO SOY y simplemente pedí: _"Que mi Yo Soy me resuelva este problema" Pasando automáticamente a ocuparme de otro asunto que nada tenía que ver con éste. Y... pues nada, que poco a poco se fueron colocando las cosas de tal forma que ya se vislumbra una solución a ese gran problema que en su día no supe por dónde coger.

Resumiendo: Si aparece un problema y tiene solución, hay que dársela, pero si no la tiene, mejor dejarlo y no amargarse la vida, pues si no, lo único que sacaremos será una úlcera de estómago.

Besitos miles,